Estos días, en los que el comunismo ocupa con fuerza los grandes medios de comunicación, son muy apropiados para hacer un ejercicio de historia rural y reflexión.
La necesidad de que el pueblo recupere sus tierras se materializa con la Revolución Rusa de 1917 y con los decretos que se firmaron después. Uno de los más importantes fue el llamado decreto sobre la tierra, el pueblo liderado por Lenin vio la necesidad de trabajar para consolidar un proceso revolucionario a través de reformas políticas que construirían un comunismo y un nuevo sistema político, económico y social.
Con este decreto se eliminaba la propiedad privada de la tierra, las fincas de los terratenientes, de la Corona, y de la iglesia, que pasaron a depender de los comités agrarios comarcales y de los Soviets.
La única propiedad privada que mantuvo este decreto fue la tierra de los campesinos. A efectos prácticos supuso la nacionalización y reparto de los latifundios del Estado, la nobleza y la Iglesia, que quedó abolida sin indemnización. Algo impensable para muchos. Pero así fue.
En esta revolución Clara Zetkin fue una de las fundadoras e integrante del Partido comunista alemán y luchadora de los derechos del colectivo feminista que defendió el papel de la mujer en la lucha revolucionaria. Inessa Armand organizó la campaña de los bolcheviques y abrió una escuela para niños campesinos en Moscú, fue directora de la organización feminista Zhenotdel y presidió la primera Conferencia Internacional de Mujeres Comunistas.
Clara, Inessa o Lenin no son más que una pincelada de la labor conjunta entre mujeres y hombres en la construcción de un sistema más justo. El pueblo en su conjunto, formado por todo tipo de personalidades, construyó un nuevo futuro donde decidió enfrentarse a lo que los Soviets llamaban el pozo de los respetables: personas que determina(ba)n qué pregunta es legítima o qué es objeto de investigación y que no debe trascender.
Hace más de 100 años de estos sucesos, pero hoy el pozo de los respetables sigue existiendo.
¿Qué podemos hacer cuando el pozo decide que tiene el control? ORGANIZARSE, PLANIFICARSE y sobre todo entender que hay una relación con las instituciones, que puede ser parcialmente cooperativa pero que a su vez puede serlo de manera conflictiva.
La función de cada persona según su posición y ubicación dentro del sistema debe basarse en navegar en ese terreno y entrar a estudiar las posibles vías conflictivas para darles una solución organizada en favor del pueblo. Y para ello debemos tener en cuenta los factores externos.
Richard Levins, matemático, filósofo de la biología, y activista político, resaltó la importancia de no aceptar las cosas por el simple hecho de que una vez fueron así, insistió en la necesidad del ACTIVISMO y lo hizo desde una teoría científica, pero desde la perspectiva del trabajo político activo.
A lo largo de la historia ha faltado alimento de vez en cuando, a causa de la guerra, de las sequías o de las plagas, factores externos, pero siempre en el pasado fueron hambrunas a causa de escasez. Actualmente, y solo bajo el capitalismo, tenemos la innovación de las hambrunas por sobreabundancia, porque un país puede inundar el mercado de otro país con sus productos arruinando a los campesinos. Factor externo.
Y aquí es donde entra en juego la reflexión personal de cada uno, si conocemos los distintos sucesos injustos de la historia, como que durante la gran sequía de la zona de Sahel, debajo del Sahara, el agua que había bajo la tierra fue utilizada para regar flores, que fueron enviadas por avión a Europa. O como que en Euskal Herria tenemos personas campesinas con pequeñas explotaciones agroecológicas que luchan por sobrevivir para mantener un proceso de alimentación digno, entenderemos que, como dijo Pepa flores, debemos perfeccionar el cachito de mundo que nos toca trabajar, y seremos conscientes de donde queremos construir un sistema comunista activo real.
Fotografía: Página titular del Decreto sobre la Tierra, extraída de la wikipedia.
