La principal vía de obtención de la vitamina D (una hormona esencial en diferentes procesos del cuerpo) es la producción propia a través de la exposición al sol. Paradójicamente, en regiones con más horas de irradiación solar, los niveles de vitamina D de la población son más bajos que en países nórdicos como Finlandia, el Reino Unido, Islandia, Suecia o Irlanda, que llevan a cabo campañas a favor del consumo sistemático de alimentos ricos en ella.
“El bajo consumo de alimentos ricos en vitamina D en estas regiones, junto a otros factores como el uso de protectores solares, hace que haya unos niveles muy bajos de vitamina D en la población”. Así lo asegura Diana Díaz Rizzolo, investigadora y profesora de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).
Conviene recordar que la vitamina D es clave en la absorción y el mantenimiento del calcio, que es fundamental para conservar fuertes los huesos, pero también tiene un rol en los procesos de inflamación, el sistema inmune, el crecimiento celular y el metabolismo.
Numerosas investigaciones han probado que el consumo de alimentos con esta vitamina, al menos una vez a la semana, reduce drásticamente el riesgo en algunas personas que enferman con infecciones respiratorias hasta en un 50 por ciento. Uno de ellos es el dirigido por científicos británicos de la Universidad Queen Mary de Londres, que sugiere que si todo el mundo comiera alimentos ricos en vitamina D, se podría reducir el número de personas infectadas con estas enfermedades al menos un 5 por ciento.
Algunos alimentos en los que podemos encontrar vitamina D son: huevos, mantequilla, leche y aceites de pescado.
Los huevos, específicamente las yemas, contienen vitamina D. Además, tienen omega 3, y vitaminas A, E y B12. También minerales como el selenio. Al respecto, la revista ‘Nutrition Today’ revisó análisis de más de 25 estudios sobre proteínas y concluyó que las naturales y de alta calidad presentes en los huevos contribuyen a la fuerza, la potencia y la energía de nuestro organismo de diversas formas.
Los huevos ecológicos y locales además son una garantía de crianza con acceso al aire libre, con todo tipo de comodidades y cuidados; y de una alimentación basada 100% en cereales ecológicos.
La evidencia preliminar de estudios en humanos sugiere que los huevos orgánicos pueden tener ventajas nutricionales sobre los huevos convencionales o no orgánicos, posiblemente relacionados con los niveles más altos de carotinoides y la reducción en el potencial inflamatorio de la dieta.
Los resultados indican que la evidencia científica hasta ahora no se ha centrado en si los huevos orgánicos están directamente asociados con beneficios para la salud. Lo que sí ha avanzado, no solo para los huevos sino también para otros alimentos producidos orgánicamente, fue la investigación sobre el valor nutricional de los alimentos orgánicos en comparación con los alimentos convencionales, lo que a su vez podría conducir a ventajas para la salud humana. Por ejemplo, las verduras orgánicas tienen menos contaminantes ambientales, que están relacionados con el riesgo cardiovascular y el cáncer. Además, los alimentos orgánicos de origen animal proporcionan un mejor perfil lipídico, vitaminas y minerales implicados en la etiología de muchas enfermedades a lo largo del ciclo de vida, así como menores niveles de contaminación por microorganismos relacionados con trastornos gastrointestinales.