Nuestro sistema endocrino segrega hormonas, estas son mensajeros cuya función es regular diferentes funciones corporales, como la velocidad de crecimiento, la actividad de los tejidos, el metabolismo, el desarrollo y funcionamiento de los órganos sexuales y algunos aspectos de la conducta.
Los disruptores endocrinos son sustancias químicas. Contaminantes ambientales creados por el ser humano, que una vez dentro del organismo modifican estas hormonas, las “hackean”. Y es fácil que algunos de estos compuestos químicos puedan interferir en sus funciones.
Ocasionan problemas relacionados con déficit de atención e hiperactividad, cáncer de mama, infertilidad etc.…. Se cree que están relacionados con el adelanto de la edad de la menopausia en los países del norte.
Los disruptores más conocidos son el bisfenol A y el DDT, uno un envase alimentario y el segundo un pesticida prohibido ya hace 50 años. Pero hay 43.000 compuestos químicos de síntesis en el mercado.
Históricamente entran en la cadena alimentaria a través de pesticidas como el DDT que hemos mencionado. Pero en los años 90, aparecen además en detergentes, cosméticos, plásticos y en textiles.
Muchos de ellos están prohibidos ya, pero alguno después de estar 40 años en el mercado. Casi siempre que se prohíbe uno de ellos existe un compuesto similar no regulado aún que se usa como sustituto, que está poco investigado, y que puede resultar incluso peor.
Es un problema actual, no se limita al DDT que se prohibió hace 50 años. Desde el 2019 se han prohibido otros tres pesticidas que contienen disruptores endocrinos.
En el año 2011 prohibieron los biberones de policarbonato para evitar la exposición de los niños al bisfenol A. El 31 de diciembre de este año pasado ya por fin lo han sacado de los envasados alimentarios y de los productos en contacto con los alimentos. Pero han pasado once años desde que hemos sido conscientes del problema.
¿Qué podemos hacer para reducir la exposición? Lo más importante es no volvernos locas, pero intentar minimizar el contacto con estos disruptores.
Respecto a la alimentación, lo más seguro es comer de cercanía y de confianza directamente de personas que sepamos no usan pesticidas en sus producciones, de temporada, no procesado y ecológico.
Cuidado con las huertas de autoconsumo, muchas veces con buena intención pero por desconocimiento se hace un abuso de las sustancias químicas en la producción. La típica huerta de autoconsumo en la que el responsable dice “no echar nada” pero está usando sin saberlo Glifosato (plaguicida actual sospechoso de ser disruptor endocrino) u otro. Evidentemente no los venden con ese nombre, esa es la sustancia activa y el producto tiene un nombre X mucho más comercial.