No se trata pues de un debate técnico de normativas, se trata en realidad de una de las grandes batallas de la alimentación del futuro

Sostiene Javier Guzmán, director de VSF Justicia Alimentaria Global

¿A favor de quién regula la UE la alimentación ecológica?

En Europa se está debatiendo una nueva legislación para regular la alimentación ecológica de una forma más restrictiva. Parece que el principal argumento que se ha dado para abrir este debate son las actuales deficiencias en el sistema de control de este tipo de alimentación, pero lo que en realidad esconde es una batalla política por el control del sector. Según como acabe esta nueva legislación se podría favorecer los intereses de las grandes empresas y expulsar al campesinado.

Los últimos años en España y en el resto de Europa existe una tendencia cada vez mayor por la alimentación ecológica. Se trata de una cambio de tendencia profundo que está modificando la actitud y comportamiento de amplios sectores de personas consumidoras hacia la alimentación. España se ha convertido en el país con mayor superficie de la UE dedicada a la producción ecológica, con 1,6 millones de hectáreas de cultivo.

El factor clave para entender este cambio de patrón está en el valor social en aumento de la salud y su relación estrecha con la alimentación. Hace no muchos años la agricultura ecológica estaba denostada no solo por los grandes operadores de la alimentación, sino por los medios de comunicación y arrinconada por la propia Administración pública. La última década se han producido cambios profundos, por una lado el avance del modelo agroecológico en la institucionalidad por parte fundamentalmente de la FAO, que ha puesto este modelo como una de las líneas estratégicas fundamentales para luchar contra el hambre y el cambio climático, y por otro el aumento de iniciativas locales de productores y consumidores que han ido ensanchando esta alternativa a la alimentación industrializada en manos de grandes corporaciones.

La producción ecológica por tanto ha germinado y se ha desarrollado desde los modelos de agricultura local y de pequeña escala, aún con las numerosas trabas impuestas por la propia administración pública, especialmente en España, que en su negativa de adaptar la normativa europea sobre las medidas higiénico sanitarias, como si han hecho otros países, ha estancado su crecimiento. Imponiendo la misma normativa a cumplir por ejemplo a una quesería artesana que a una industrial, con el objetivo último de favorecer a las grandes empresas e impedir el crecimiento de competencia en un territorio dónde las multinacionales no pueden competir. Cabe recordar que países como Italia o Francia, alrededor el 20% de las explotaciones hacen venta directa, en España apenas llegamos al 3%.

Esta tendencia por la alimentación ecológica ha sido analizada como no podía ser de otro modo por las propias multinacionales de la alimentación industrial y están de una manera clara desarrollando estrategias de marketing, productos, narrativas etc para suplir esta demanda, aprovechando su fortaleza en cuanto a capacidad de promoción y medios de comunicación así como de la debilidad de canales propios de distribución de la agricultura local. Pero aun así, los grupos y cooperativas de consumo se han ido expandiendo, cada vez podemos encontrar más tiendas, mercados etc…

Por tanto la estrategia se le ha quedado corta a la industria y ahora necesita ir más allá. Para ellos sería perfecto que existieran nuevas regulaciones, adaptadas a sus características y que favorezcan su modelo de producción y suponga una gran barrera para la expansión de los sistemas alimentarios locales basados en la soberanía alimentaria. Ahora que nos encontramos con la iniciativa de la UE de lanzar un nuevo reglamento sobre la producción ecológica las presiones de la industria serán enormes.

Ellos saben perfectamente que no se trata pues de un debate técnico de normativas, se trata en realidad de una de las grandes batallas de la alimentación del futuro. Se trata de dirimir en manos de quién queda la alimentación del futuro, del campesinado y los consumidores o en manos de las grandes corporaciones como hasta ahora.

Fuente original: La Marea

 

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