La alimentación ecológica en general está siendo tema de debate, a poco que se sigamos los medios generalistas nos sorprenden con titulares del tipo “si quiere comprar orgánico prepare su bolsillo”,
Y no es el único articulo en este sentido, entre esto, y los que cuestionan los beneficios de la agricultura biológica, parece que nos vienen a decir que este modelo de alimentación sólo está al alcance de unos pocos que pueden permitírselo, o que el resto de pobres mortales pueden darse por contentos con la mercancía que les intentan pasar por alimento.
No nos hablan del modelo de consumo ni del modelo de producción, no es casualidad que se limiten a plantearnos ecológico vs convencional evidenciando que así, sin más, no dejan de ser las dos caras de la misma moneda.
Se olvidan de que hay otras alternativas creadas desde la cooperación como los grupos de consumo, enraizadas en nuestra cultura como los mercados campesinos, los ahora en boga supermercados colaborativos, o todavía, por mucho que les pese, insertas en nuestro universo local como es el pequeño comercio, que sí son capaces de plantear alternativas reales en cuanto a los procesos alimentarios sin que esto suponga un descalabro económico para las personas consumidoras.
Esto requiere cambios en nuestros hábitos de consumo, no podemos esperar repetir milimétricamente una acción y pensar que el resultado vaya a ser distinto; es imprescindible ceñirnos a la temporalidad de los alimentos, que además son los que de manera más sencilla acepta nuestro organismo en las diferentes épocas del año; y es necesario consumir sobre sistemas de planificación, la estabilidad que da a el campesinado un sistema de planificación es la mejor garantía de que vamos a pagar por el alimento el mejor precio posible. Si participamos de un grupo de consumo, o cualquier otra estructura, que nos permita desarrollar estos dos principios, tenemos el éxito asegurado
Podremos beneficiarnos de unos alimentos sanos, nutritivos, asequibles, accesibles y además locales a un precio que no va ser lesivo para nuestro bolsillo, y sabremos que las personas productoras reciben un precio justo por su trabajo. Si es que, cuando se rompe con el mercado todo son ventajas.
Además, siempre nos quedará la certeza de que las personas que practicamos otro modelo de consumo alimentario no somos participes de ninguna de las maneras de noticias como estas: