La industria y las agencias reguladores afirman que sólo estamos expuestos a “niveles seguros” de glifosato y Roundup que no causan efectos tóxicos. Los niveles de seguridad han sido determinados por pruebas de toxicidad en animales de laboratorio. Una evidencia creciente indica que estas pruebas son inadecuadas para determinar los efectos tóxicos de los residuos de glifosato y Roundup y que su consumo puede ser un riesgo para la salud.
Con frecuencia, la industria y las agencias reguladoras afirman que los efectos tóxicos causados por el glifosato y Roundup en los estudios en animales no tiene importancia porque sólo estamos expuestos a “niveles seguros” que no causan tales efectos.
Las agencias reguladoras establecen límites de seguridad para la exposición a glifosato, basándose en los datos de los estudios de toxicidad en animales de laboratorio realizados por la propia industria. Se supone que estos estudios de toxicidad proporcionan evidencia de posibles efectos adversos sobre mamíferos -normalmente ratas- cuya fisiología es similar a la de los seres humanos. Los experimentos a largo plazo se basan en los análisis de sangre y órganos y duran dos años, aproximadamente dos tercios del tiempo de vida de una rata. Las empresas que realizan diferentes pruebas lo hacen de acuerdo a los estándares establecidos conjuntamente con la industria,a traves de la Organization for Economic Co-operation and Development (OECD), un organismo que no se dedica a la salud pública sino a facilitar el comercio internacional.
Los resultados de estas pruebas de la industria, clasificados como secretos comerciales y mantenidos ocultos al público y a la comunidad científica, se presentan a grupos de expertos en el gobierno o en las agencias de seguridad alimentaria en diversos países o regiones, como la Unión Europea.
Para evaluar si la exposición a una sustancia es un riesgo para la salud o no, se calcula un umbral de seguridad denominado “ingesta diaria aceptable” (IDA). La IDA es una estimación de la cantidad sustancia en los alimentos o el agua potable, expresado en relación a la masa corporal, que puede ser ingerida diariamente durante toda una vida por los seres humanos sin riesgos apreciables para la salud.
En el caso del glifosato, el valor de la IDA difiere de un país a otro. En la UE se ha establecido en 0,3 mg/kg/día (N.dT.: la EFSA propone aumentarla a 0,5mg/kg/día en la UE), mientras que en los Estados Unidos es de 1,75 mg/kg/día. El cálculo para establecer la IDA se basa en la menor dosis considerada no tóxica en estudios de alimentación en animales patrocinados por la industria (se les administra 30mg/kg/día)
Son seguros estos niveles? Hay varias razones para dudar de la validez de los actuales valores de IDA para el glifosato, incluyendo:
- Los así llamados “niveles seguros” de exposición al glifosato nunca han sido probados directamente para determinar si realmente son seguros para su consumo a largo plazo. En vez de ello,son extrapolados de dosis mayores ensayadas en los estudios de la industria.
- Los protocolos de los estudios de toxicidad de la industria están caducos. Todas las pruebas de toxicidad realizadas por la industria con fines reglamentarios se basan en el viejo adagio “La dosis hace al veneno”, es decir, más alta la dosis, mayor será el grado de toxicidad. Sin embargo, en algunos casos, dosis bajas de exposición en humanos pueden ser más tóxicos que las mayores dosis probados en animales de laboratorio en los estudios de la industria. Esto es especialmente cierto para los disruptores endocrinos, productos químicos que perturban el sistema hormonal.[1] Los niveles seguros de estos químicos no pueden ser extrapolados a partir de los efectos a dosis más altas. Evidencias de experimentos in vitro[2] y en animales[3] muestran que el glifosato puede ser un disruptor endocrino en niveles permitidos en el agua del grifo en la UE.
- Los hallazgos de que el glifosato y sus formulaciones comerciales pueden ser disruptores endocrinos [2][3] implican que son inadecuados los estándares de los estudios a largo plazo con animales realizados por la industria. Estos estudios son realizados en animales adultos, y no prueban los efectos de la exposición durante etapas importantes del desarrollo, tales como el desarrollo fetal. Sin embargo, las hormonas son reguladores vitales del desarrollo. Un sutil efecto hormonal durante los primeros meses de vida puede modificar la morfología y la función de un órgano para el resto de la vida, así como potencialmente conducir a enfermedades crónicas como el cáncer y la disfunción reproductiva en adultos[1].
- La totalidad de las formulaciones herbicidas basadas en glifosato, tal y como son vendidas y utilizadas, contienen aditivos (adyuvantes) que son tóxicos por derecho propio y/o aumentan la toxicidad del glifosato[4]. Los límites de seguridad se establecen para el glifosato aislado, pero las formulaciones reales, que son generalmente más tóxicas, nunca son probadas para determinar los efectos tóxicos a largo plazo. Esta limitación del proceso de regulación afecta a todos los pesticidas en todos los países del mundo. Estudios realizados en ratas confirman que las formulaciones que contienen glifosato son tóxicos a niveles considerados seguros por los reguladores para el glifosato aislado[5][6][7]. Otros estudios de alimentación en cerdos[8] y ratas[9] compararon directamente la toxicidad de las formulaciones con el glifosato aislado y encontraron que las formulaciones fueron mucho más tóxicas.
- Incluso el glifosato solo podría no ser tan seguro como se pretendía. Pruebas de la industria sobre el glifosato solo revelaron efectos tóxicos, especialmente defectos congénitos[5], por debajo de los niveles que los reguladores aseguraban no mostraban ningún efecto tóxico. Pero estos resultados fueron ignorados o desestimados por los reguladores en el establecimiento de la supuestamente segura “ingesta diaria aceptable”.
- Estudios independientes han encontrado efectos tóxicos del glifosato y de sus formulaciones comerciales en niveles ambientales realistas, que nunca han sido probados por los reguladores. Los efectos incluyen el estrés oxidativo en hígado y riñones[10][3] y también efectos alteradores endocrinos[2].
El glifosato, vendido como tan seguro como la sal de mesa durante más de 40 años[11][12], fue reclasificado como probable carcinógeno por la OMS en 2015[13]. El glifosato nunca ha sido probado durante períodos sensibles de la vida (como el desarrollo fetal) a niveles de exposición ambiental. Además, el hecho de que sus formulaciones comerciales nunca hayan sido probadas durante más de un mes en ratas, y eso sin ningún tipo de analisis de sangre, aún suscita más dudas en cuanto a la validez de los actuales valores de IDA.
Estos resultados, tomados en conjunto, sugieren que los niveles de Roundup a los que estamos expuestos puede no ser seguros a largo plazo.
Traducido de DETOX PROJECT
Fuente: kaosenlared.net