Los alimentos ecológicos están viviendo un auge exponencial. Los compran todos los públicos, pero el consumo aumenta exponencialmente cuando somos madres y padres.
Según algunas voces, sólo en el aspecto de la salud, la mala alimentación es responsable de muchas de las patologías de buena parte de la población, y, en especial, de los niños, ya que, según los doctores más concienciados, la salud de una familia tiene que empezar en la mesa.
Marie-Monique Robin en su libro ‘Nuestro veneno cotidiano’, una escalofriante investigación sobre lo que nos llevamos a la boca pensando que es sano y saludable, nos dice, “enfermedades graves como el cáncer, neurológicas y autoinmunes como la diabetes y afecciones tiroideas, incluso de disfuncionamiento reproductivo, han aumentado su incidencia un 40%. Y todas están relacionadas con los tóxicos” según ella.
El Liceo Francés ya recomienda a las familias de sus alumnos la alimentación ecológica, e insiste: “Según un estudio realizado sobre niños de los Estados Unidos por investigadores de la Universidad de Harvard y la Universidad de Montreal, se descubrieron pesticidas organofosforados (que se usan para controlar las plagas de insectos) en niños con TDAH (trastorno por déficit de atención). El cerebro del niño es más susceptible a los efectos de los organofosforados. Los niños tienen menos enzimas ligadas a los procesos de eliminación de tóxicos, por lo que acumulan más en el tejido nervioso y cerebral que otros grupos de edad”.
El médico e investigador Nicolás Olea, del Hospital Clínico de Granada, afirma que «el origen de la mayoría de los cánceres es medioambiental y no genético: tóxicos y pesticidas en alimentos y medio ambiente. Más del 40% del total de enfermedades atribuibles a los factores de riesgo medioambiental recaen sobre los menores de 5 años”.
Para Ángeles Parra, directora de BioCultura, “Los alimentos ecológicos aportan más salud, menos riesgos y un sistema inmunitario fuerte y sólido. De esto se habla poco, pero los químicos de la dieta convencional son obesógenos: confunden a las hormonas reguladoras del peso y crean obesidad. Por eso hay muchas mujeres jóvenes que prefieren comer ecológico y conservar la dieta, no sólo por razones estéticas, también por salud. Más aún, cuando son madres. Y, más todavía, para evitar la pandemia de obesidad infantil entre los pequeños de sus casas”.
Y son sólo ejemplos. Se podrían citar miles de informes. La exposición a tóxicos a través de la dieta, especialmente en población infantil, es responsable de un gran número de enfermedades y muertes.
¿Por qué lo BIO es necesario?
Una nutrición completa en los pequeños es lo más importante para su desarrollo. Para que una dieta sea completa y equilibrada para ellos, tiene que ser variada y, por supuesto, ecológica, predominantemente de origen vegetal. La alimentación infantil ecológica deriva de la agricultura ecológica, que consiste en una serie de técnicas aplicadas a la agricultura y a la ganadería, que excluyen los productos químico-sintéticos tales como los plaguicidas, pesticidas, conservantes, fertilizantes y antibióticos, con el objetivo de ofrecer alimentos con todas sus propiedades naturales y preservar el medio ambiente.
Algunos de los efectos de los alimentos convencionales comienzan a verse con el aumento de las alergias y asmas en recién nacidos y en niños. Una nutrición procedente de la agricultura y ganadería local y ecológica permite fortalecer su sistema inmune en una sociedad urbana hostil y enfermiza. Los estudios de Dolores Raigón, de la Universidad de Valencia, por ejemplo, nos permiten saber que los alimentos ecológicos poseen un número más alto de nutrientes que los alimentos convencionales. La implementación de productos químicos en los procesos de producción de los alimentos es el principal causante de que ciertos elementos pierdan parte de sus propiedades.
Adaptación de artículo de Pablo Bolaño publicado originalmente en https://www.bioecoactual.com/2019/01/26/consumo-ecologico/